viernes, 19 de julio de 2013

Educación de las mujeres en la Edad Antigua



Introducción 


La educación ha evolucionado a lo largo de los siglos, y la educación de mujeres y hombres ha sido completamente distinta a lo largo de la Historia. Desde la antigüedad, las mujeres fueron consideradas como el sexo débil, con menos derechos que los hombres, destinada a las labores del hogar y el cuidado de los hijos y del esposo. Se alegaba una inferioridad intelectual, y se les señalaba como seres volubles y poco fiables, malas por naturaleza y propensas a los vicios, por lo que no tenían voz ni voto dentro de las sociedades.

Conforme transcurrió el tiempo, fue incorporada a “escuelas” en donde se les hablaba sobre disciplina, piedad y buenas costumbres, mas no se les enseñaba a escribir, leer, ni mucho menos ciencias; las maestras eran analfabetas y esto continuó aún en el siglo XIX; las niñas podrían bastarse con la piedad, las buenas costumbres, la sumisión y la iniciación en las labores del hogar.

Tuvieron que transcurrir muchos siglos para que la mujer pudiera tener un mayor acceso a la educación, equiparable con la del hombre, y que se le valorara como pilar fundamental de la familia y la sociedad en general.



Edad antigua


Atenas: No atendió la educación escolar de la mujer; eran recluidas en el gineceo, aprendían a cantar, coser, cocinar, etc. Esperaban al futuro marido elegido por su padre. Sólo las de clase distinguida aprendían a leer y a escribir.





Esparta: el sistema obligatorio de enseñanza abarcaba a las mujeres; eran destinadas a parir niños sanos y útiles al Estado. Se las ejercitaba en salto, carrera, lanzamiento de disco, y la danza, que era sumamente apreciada; usaban vestimenta adecuada para esto, y en algunas festividades aparecían desnudas, lo que despertaba la emulación en el cuidado de la salud y la belleza del cuerpo, lo que les daba la convicción de que tenían el mismo derecho que los hombres a participar de la gloria. Fueron admiradas por su vigor y belleza. La disciplina fomentaba en ellas el honor y la valentía. ..



Roma: La madre ocupa un lugar relevante. El padre tiene poder ilimitado, pero la madre cría y educa a los hijos, los amamanta, los instruye en el culto de los dioses domésticos, dirige distracciones y juegos; tiene bajo su vigilancia a los hijos varones hasta los 15 años aproximadamente, y las niñas seguían a su cuidado aprendiendo las faenas hogareñas. Según Juvenal, su situación de ésta era más elevada que en otros lugares de la época; aún así, no participaba en la vida pública.

La Ley de las XII tablas:

▪ Tabla V De las herencias y de las tutelas: Disposición relativa a la tutela de la mujer: las vestales están libres de esta tutela y de la patria potestad.

▪ Tabla VI De la propiedad y la posesión: Relativa a la adquisición del poder marital sobre la mujer por la posesión de un año: la mujer podía ausentarse cada año 3 noches consecutivas del dominio conyugal.

Aristóteles: Dice en La Política que la naturaleza ha fijado la condición especial de la mujer; la relación del esclavo y del esposo y la mujer son la base de la familia. La mujer y los hijos son igualmente libres, pero sometidos a una autoridad diferente. El hombre es quien manda. Según él, la mujer tiene voluntad subordinada, y el saber del hombre no es el de la mujer, su valor y equidad no son los mismos; la fuerza del uno reside en el mando y la de la otra en la sumisión.

Aristóteles afirma que la educación de la mujer debe armonizar con la organización política, pues componen la mitad de las personas libres.


Tiempos apostólicos: La educación era de carácter doméstico; se educaba en la religión.

Patrística:

  • San Pablo: En su epístola a los colosenses, habla de los deberes de la familia y dice que las mujeres deben estar sujetas a sus maridos, "según el Señor"; a los hombres les indica amarlas y no maltratarlas.
  • San Agustín: En el tiempo de San Agustín, se propugna por la educación superior, intelectual y artística de la mujer.
  • San Jerónino: (s. VI) Da especial importancia a la educación femenina; para ello, toma a la Virgen como modelo. Dice que la educación que se les de no debe ser inferior a la de los hombres, y debe estar igualmente vinculada a la vida moral y ascética. Fue el primero dentro del cristianismo en tratar este tema. 
En las cartas de San Jerónimo a Eustoquia, Leta y Pacátula, encontramos sus indicaciones para una buena educación femenina:

  • Ayunar con alegría 
  • Desear Estar con Cristo 
  • Obediencia a sus padres 
  • Guardar su virginidad 
  • No ansiar gloria 
  • Que sólo Dios vea que da limosnas 
  • Vestimenta apropiada 
  • No llamar la atención 
  • Evitar la avaricia 
  • No oír ni hablar nada ajeno al temor de Dios 
  • No debe entender palabras torpes 
  • Ignore canciones mundanas y desconozca instrumentos musicales 
  • Repetir los salmo 
  • Alejadas de personas del siglo que aprendieron mal 
  • Compañeras de estudio a quienes emule 
  • Si aprende lento, no reñirla de más; alabarla para avivar su ingenio y que no aborrezca los estudios 
  • Maestro adecuado por edad, vida e instrucción 
  • No acostumbrarlas a pronunciar medias palabras 
  • No deben juzgar por el oro y la púrpura 
  • No debe aprender lo que vaya a desaprender 
  • Su nodriza debe ser modesta y de buenos hábitos 
  • No debe perforarse las orejas, maquillarse, teñirse el cabello ni usar joyas 
  • No debe comer en público para que no desee los alimentos 
  • No debe beber vino antes de la edad robusta 
  • Lecciones diarias con las Escrituras 
  • Aprender versículos en griego, seguido del latín 
  • No ver nada de los padres que de hacerlo ella, peque 
  • Seguir “ora et labora” 
  • Aprender a labrar lana, manejar la rueca, tener sobre las rodillas el canasto de las mazorcas, a voltear el huso 
  • Alimentarse de hortalizas y sémola, y rara vez, pececillos 
  • Comer de manera que quede con hambre para orar sin pesadumbre 
  • Criarse en el monasterio antes de exponerse a las malas influencias 
  • No aprender a jurar 
  • Juntarse con las de su mismo sexo 
  • Hay que poner coto a la lascivia de las muchachas para que no lo enseñen a las demás 
  • La aya solo debe hablar de lo que forme la virtud 
  • Así es como a esa edad blanda y tierna se puede moldear a donde se quiere.
Para enriquecer este tema, puedes consultar los siguientes sitios: 

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