Introducción
La educación ha evolucionado a lo largo de los siglos, y la educación de mujeres y hombres ha sido completamente distinta a lo largo de la Historia. Desde la antigüedad, las mujeres fueron consideradas como el sexo débil, con menos derechos que los hombres, destinada a las labores del hogar y el cuidado de los hijos y del esposo. Se alegaba una inferioridad intelectual, y se les señalaba como seres volubles y poco fiables, malas por naturaleza y propensas a los vicios, por lo que no tenían voz ni voto dentro de las sociedades.
Conforme transcurrió el tiempo, fue incorporada a “escuelas” en donde se les hablaba sobre disciplina, piedad y buenas costumbres, mas no se les enseñaba a escribir, leer, ni mucho menos ciencias; las maestras eran analfabetas y esto continuó aún en el siglo XIX; las niñas podrían bastarse con la piedad, las buenas costumbres, la sumisión y la iniciación en las labores del hogar.
Tuvieron que transcurrir muchos siglos para que la mujer pudiera tener un mayor acceso a la educación, equiparable con la del hombre, y que se le valorara como pilar fundamental de la familia y la sociedad en general.
Edad antigua
Atenas: No atendió la educación escolar de la mujer; eran recluidas en el gineceo, aprendían a cantar, coser, cocinar, etc. Esperaban al futuro marido elegido por su padre. Sólo las de clase distinguida aprendían a leer y a escribir.
Atenas: No atendió la educación escolar de la mujer; eran recluidas en el gineceo, aprendían a cantar, coser, cocinar, etc. Esperaban al futuro marido elegido por su padre. Sólo las de clase distinguida aprendían a leer y a escribir.
Roma: La madre ocupa un lugar relevante. El padre tiene poder ilimitado, pero la madre cría y educa a los hijos, los amamanta, los instruye en el culto de los dioses domésticos, dirige distracciones y juegos; tiene bajo su vigilancia a los hijos varones hasta los 15 años aproximadamente, y las niñas seguían a su cuidado aprendiendo las faenas hogareñas. Según Juvenal, su situación de ésta era más elevada que en otros lugares de la época; aún así, no participaba en la vida pública.
La Ley de las XII tablas:
▪ Tabla V De las herencias y de las tutelas: Disposición relativa a la tutela de la mujer: las vestales están libres de esta tutela y de la patria potestad.
▪ Tabla VI De la propiedad y la posesión: Relativa a la adquisición del poder marital sobre la mujer por la posesión de un año: la mujer podía ausentarse cada año 3 noches consecutivas del dominio conyugal.
Aristóteles: Dice en La Política que la naturaleza ha fijado la condición especial de la mujer; la relación del esclavo y del esposo y la mujer son la base de la familia. La mujer y los hijos son igualmente libres, pero sometidos a una autoridad diferente. El hombre es quien manda. Según él, la mujer tiene voluntad subordinada, y el saber del hombre no es el de la mujer, su valor y equidad no son los mismos; la fuerza del uno reside en el mando y la de la otra en la sumisión.
Aristóteles afirma que la educación de la mujer debe armonizar con la organización política, pues componen la mitad de las personas libres.
Tiempos apostólicos: La educación era de carácter doméstico; se educaba en la religión.
Patrística:
- San Pablo: En su epístola a los colosenses, habla de los deberes de la familia y dice que las mujeres deben estar sujetas a sus maridos, "según el Señor"; a los hombres les indica amarlas y no maltratarlas.
- San Agustín: En el tiempo de San Agustín, se propugna por la educación superior, intelectual y artística de la mujer.
- San Jerónino: (s. VI) Da especial importancia a la educación femenina; para ello, toma a la Virgen como modelo. Dice que la educación que se les de no debe ser inferior a la de los hombres, y debe estar igualmente vinculada a la vida moral y ascética. Fue el primero dentro del cristianismo en tratar este tema.
- Ayunar con alegría
- Desear Estar con Cristo
- Obediencia a sus padres
- Guardar su virginidad
- No ansiar gloria
- Que sólo Dios vea que da limosnas
- Vestimenta apropiada
- No llamar la atención
- Evitar la avaricia
- No oír ni hablar nada ajeno al temor de Dios
- No debe entender palabras torpes
- Ignore canciones mundanas y desconozca instrumentos musicales
- Repetir los salmo
- Alejadas de personas del siglo que aprendieron mal
- Compañeras de estudio a quienes emule
- Si aprende lento, no reñirla de más; alabarla para avivar su ingenio y que no aborrezca los estudios
- Maestro adecuado por edad, vida e instrucción
- No acostumbrarlas a pronunciar medias palabras
- No deben juzgar por el oro y la púrpura
- No debe aprender lo que vaya a desaprender
- Su nodriza debe ser modesta y de buenos hábitos
- No debe perforarse las orejas, maquillarse, teñirse el cabello ni usar joyas
- No debe comer en público para que no desee los alimentos
- No debe beber vino antes de la edad robusta
- Lecciones diarias con las Escrituras
- Aprender versículos en griego, seguido del latín
- No ver nada de los padres que de hacerlo ella, peque
- Seguir “ora et labora”
- Aprender a labrar lana, manejar la rueca, tener sobre las rodillas el canasto de las mazorcas, a voltear el huso
- Alimentarse de hortalizas y sémola, y rara vez, pececillos
- Comer de manera que quede con hambre para orar sin pesadumbre
- Criarse en el monasterio antes de exponerse a las malas influencias
- No aprender a jurar
- Juntarse con las de su mismo sexo
- Hay que poner coto a la lascivia de las muchachas para que no lo enseñen a las demás
- La aya solo debe hablar de lo que forme la virtud
- Así es como a esa edad blanda y tierna se puede moldear a donde se quiere.
Para enriquecer este tema, puedes consultar los siguientes sitios:
No hay comentarios:
Publicar un comentario